viernes, 27 de noviembre de 2009

Consejos para que el niño se vaya a dormir

Las rutinas facilitan el sueño en los niños, pues les proporcionan seguridad y confianza al saber qué esperar cuando llega el final del día, y a la vez les brindarán la posibilidad de ir desarrollando su sentimiento de responsabilidad a medida que los vayan incorporando. Estos hábitos, por lo tanto, deben comenzar a establecerse desde temprana edad.

Para crear un hábito de sueño que funcione para tu pequeño y que le sirva para los años venideros, sólo tienes que poner en práctica una secuencia predecible de costumbres que debes seguir en el mismo orden cada noche. Estas rutinas, evidentemente, tendrán que ir cambiando y adaptándose al desarrollo del niño a medida que vaya creciendo y sus necesidades sean otras.

El hábito del sueño funcionará mejor si reservas una hora de juego sosegado antes de la hora de irse a la cama. Esto le permitirá bajar su nivel de actividad, relajar su sistema nervioso y prepararse para dormir. Lo que quiere decir que deberías evitar que previamente haya mucho jaleo en la casa, que haga actividades en las que necesite correr, saltar o simplemente que vea en la tele películas demasiado animadas, pues la excitación del sistema nervioso dificultará el sueño.

Puedes probar estas rutinas:

- Establece una hora concreta y procura seguirla a rajatabla. El reloj interno de tu hijo se ajusta más rápidamente a la rutina si ésta sigue un patrón natural y constante.

- Avísale justo antes de la hora fijada, anunciando al pequeño que va a hacerse de noche pronto.

- En el caso de que no te obedezca, trata de evitar la confrontación directa porque esto solo le sobreestimulará y le agotará, haciendo más difícil que se duerma.

- Dale un baño caliente antes de acostarse. El agua tibia le ayudará a conciliar el sueño.

- Ponle ropa cómoda para dormir, ni muy ligera ni muy calurosa. Es conveniente que no pase mucho calor, por lo que la temperatura ideal de la habitación debería estar entre los dieciséis y los veinte grados.

- Apaga la luz. Cuando anochece el cerebro produce una sustancia química llamada melatonina, que induce al sueño. Para mantener el ciclo luz-oscuridad, comprueba que la habitación del niño esté a oscuras. Si fuera necesario deja encendida una luz indirecta, una lamparita infantil de seguridad o la del pasillo. Por la mañana el cuarto debe estar iluminado para reducir la melatonina y ayudarle a despertarse.

- Dile ‘buenas noches’ cuando sea el momento de abandonar su habitación y procura no volver aunque te llame. Sí, puede parecer duro, pero si se acostumbra a que aparezcas a su llamada, no dejará de hacerlo.

Fuente: Todopapas.com

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