viernes, 18 de septiembre de 2009

El periodo de adaptación escolar (1)

Adaptación a la guardería de los bebés de 3 meses a 2 años


La adaptación de un bebé de 3 a 24 meses a una escuela dependerá más de la actitud del personal docente y de los cuidadores que del bebé. Él no sabe a que va a la escuela, pero el personal de la escuela debe estar preparado para recibirlo. Además, este trabajo de preparación deberá ser compartido con los padres del bebé.

Actitudes de la educadora
- Al encontrarse con el bebé: aproximación, respeto, afecto, sin ansiedad ni agobio.
- Creación de un clima de seguridad afectiva individual y colectiva.
- Hay que mantener la tranquilidad ante manifestaciones de inadaptación del niño (rabietas, llantos, inapetencias) pero sin abandono.
- Atención individualizada -pero no exclusiva- sobre todo en los momentos cotidianos de: llegadas, despedidas, comidas; entendiéndolos como momentos de gran importancia para la relación individual-afectiva con el niño (tratando de evitar prisas, agobios, nervios, etc.).

Adaptación al nuevo espacio
- Conocimiento de la clase como lugar que le da seguridad, manteniendo los mismos puntos de referencia espaciales y temporales (a nivel de espacio: lugar de jugar, comer, dormir, cambiar, etc. y de tiempo: mantener los horarios de comida, siesta, cambios, etc.)
- Conocimiento del comedor e introducción poco a poco del patio.

Relación con los padres
- Dar confianza y seguridad a los padres.
- Poner límites claros a los padres desde el principio (puntualidad, ropa marcada, que al principio no entren mucho en sus clases en función de los otros niños) evitando los enfrentamientos.
- En esta edad es importante sin embargo organizar los horarios flexibles, para que si es posible el bebé permanezca en el centro menos de ocho horas/día.

Actividades
- En esta etapa debemos intentar una relación personal con el bebé, haciendo hincapié en la comunicación corporal. Que empiecen también a manejar el material de la clase, pero sin mezclarlo: torres, construcciones, telas, pelotas, etc.
- Respeta el juego libre sin dar demasiadas consignas, aprovechando para observar su comportamiento.
- Que la comida, siesta y cambios, no se conviertan en algo rutinario, dado que son momentos idóneos para establecer una comunicación individual (evitar prisas, nervioso, etc.).
- La siesta debe ser un momento de relajación y tranquilidad: ponga música y canciones suaves.

Fuente: www.guiainfantil.com

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